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Suena intuitivo. Todos pensaríamos que todos los sistemas de emergencias médicas deben prepararse ante un desastre porque su razón de ser es precisamente responder a emergencias. Sin embargo, muchos no lo hacen, y muchos no están preparados.

Por definición, un desastre supera la capacidad de respuesta. Algunos desastres provocan el colapso de la infraestructura necesaria para operar (comunicaciones, vehículos, personal, suministros, etc.). Otros desastres pueden sobrecargar el sistema. Los recursos están siendo utilizados, pero están a su máxima capacidad. Las unidades están operando, pero hay otras víctimas, y quizás otros incidentes, que no están siendo atendidas.

Algunos sistemas son caóticos en sí por circunstancias extremas alrededor de su operación (por ejemplo, recursos limitados, alto volumen de llamadas, equipo inadecuado, adiestramientos inadecuados, y cualquier combinación de estos).

Ejercicios de mesa: ¿Qué pasaría cuando esto ocurra?

Todo servicio o sistema de emergencias médicas debe hacer al menos un ejercicio de mesa donde se pregunten qué pasaría en este tipo de incidente. En los ejercicios de mesa, el conductor del ejercicio tiene un escenario que tiene varias evoluciones. Sin embargo, el escenario se divide en actos o partes, y el conductor le narra solo un acto o parte a la vez a los participantes. Los participantes tienen entonces la oportunidad de repasar qué harían ante ese escenario. En ocasiones revisan lo que sus manuales de operación de emergencia establecen que debe ocurrir, y lo que cada recursos debería estar haciendo.

Este tipo de ejercicio provee la oportunidad de introspección. A veces es evidente que hace falta algún tipo de preparación (equipo, organización del equipo, conocimiento del personal, funciones previamente delegadas, etc.) Todas estas ideas se van apuntando para la discusión al final, o debriefing.

El escenario sigue evolucionando y ahora hay novedades que provocan la continuación del plan o hacer modificaciones al plan, según sea necesario. El objetivo del escenario es probar qué pasaría si ocurre algo no esperado. Ya que este ejercicio se está haciendo en un salón, y no en la calle con actores, hay oportunidad de analizar bien lo que está ocurriendo.

Secretos a voces

Algunas personas pensarán que no es necesario hacer un ejercicio para demostrar que hacen falta recursos y adiestramientos y por ende que todos los sistemas de emergencias médicas deben prepararse ante un desastre. Estos «hechos» son llamados «secretos a voces» porque todos lo saben. Sin embargo, es necesario evidenciarlo y «ponerlo por escrito». Hay que justificarlo, y demostrar el efecto que puede tener el no hacerlo. Inclusive, se puede demostrar que algunos intentos de improvisación no serían efectivos y por ende el sistema no puede depender de ellos.

Otra ventaja de hacer un ejercicio que demuestre «lo que ya sabemos» es que permite cuantificar algunos datos. Lo que no se mide jamás se mejora. La primera medición de algunos datos provee una línea de base del estatus actual. Luego que el sistema implemente algunas mejoras, el mismo ejercicio (o una variante de este) puede llevarse a cabo con la intención de evaluar si fue efectivo, o qué hay que seguir mejorando.

Obtener datos solo por obtenerlos no tiene sentido. Siempre hay algo que mejorar. Entonces, es necesario que haya una continuidad. Muchas organizaciones se quedan en este primer paso y con el falso sentido de seguridad de que han hecho un buen trabajo. El no tener la intención de llevar a cabo un plan de mejoras no es la razón para no hacer el ejercicio en primera instancia.

Enfrentarse a la realidad

No es necesario esperar a un desastre real para validar lo que ocurrirá cuando suceda el evento. El llevar a cabo este tipo de ejercicio provoca una memoria muscular en el personal, y esto puede ayudar a que el tiempo de implementación sea menor.

Estábamos preparados. No pensé que nos iba a tocar.

Solo porque no ha ocurrido no significa que no va a ocurrir.

Todos los desastres son locales.

No importa cuán grande sea un desastre, todos los incidentes comienzan con una alerta y la respuesta de al menos un recurso. Algunos incidentes pueden demostrar su magnitud de inicio (un huracán o un terremoto) mientras que otros incidentes van creciendo con el tiempo (un fuego que se expande).

Aunque es importante concentrarse en aprender sobre el sistema de comando de incidentes, sobre interoperabilidad de comunicaciones, y sobre planes de apoyo mutuo, es importante repasar qué ocurrirá cuando esa primera unidad responda a la escena y se enfrente a quizás su primer desastre.

El curso AHDR All Hazards Disaster Response de NAEMT presenta diferentes tipos de incidentes y provee un espacio seguro para que los participantes reflexionen sobre lo que conllevaría responder a un incidente como estos. De hecho, el curso provee la oportunidad para que algunos casos puedan ser adaptados a algunos tipos de escenarios que sistema en cuestión haya identificado la necesidad de prepararse, según su análisis de riesgos y vulnerabilidades.

Análisis de riesgos y vulnerabilidades

Algunos incidentes ocurren frecuentemente y, ante la alta incidencia, nos volvemos expertos en cómo mitigarlos, prepararnos, responder a ellos y recuperarnos.

Otros tipos de incidentes no ocurren frecuentemente, pero uno solo que ocurra tiene el potencial de sacarnos fuera de servicio. Este tipo de incidente es preocupante porque el personal pudiera no estar preparado para enfrentarlo.

Beneficios de prepararse ante un desastre

No deberíamos tener que hablar sobre por qué todos los sistemas de emergencias médicas deben prepararse ante un desastre, pero la realidad de que no todos los sistemas lo hacen provoca que debamos ver los beneficios.

Menos pérdida de vidas y propiedad

En adición a las vidas y propiedad de la población a la que deseamos proteger, esto incluye la pérdida de vidas y propiedad entre los mismos integrantes del servicio de respuesta a emergencias.

Es importante considerar el efecto en la familia inmediata de los respondedores a emergencias. Esto tiene un efecto en la disposición del respondedor a presentarse a su lugar de trabajo antes, durante y después de la emergencia.

Menor daño emocional

La estámina no es infinita. En algún momento la magnitud del incidente agobia a todos por igual. Un poco de estrés motiva la productividad. Sin embargo, mucho estrés y por mucho tiempo, es debilitante. La liberación masiva de las hormonas asociadas al estrés como el cortisol, la noradrenalina y la adrenalina proveen el mecanismo para que el individuo pueda reaccionar ante lo que considera una amenaza a su integridad, pero tienen un efecto nocivo cuando esta respuesta se sostiene a largo plazo.

Podemos influenciar la magnitud de la respuesta al estrés a través de la planificación y preparación de forma tal que el cuerpo tenga un marco de referencia para considerar que este tipo de incidente no es «nuevo». Es algo ya conocido (aunque sea la primera vez que lo está viviendo en la vida real).

Mejor capacidad de proveer algún tipo de respuesta.

El resultado neto, desde la perspectiva de los administradores de un sistema, es poder mantener la continuidad de las operaciones a una población que definitivamente la necesita. Entonces, uno de los beneficios de prepararse es el poder mantener toda, o alguna, capacidad de respuesta efectiva y significativa.

El costo es relativo

Si usted cree que prepararse es costoso para que todos los sistemas de emergencias médicas deben prepararse ante un desastre, imagínese cuánto cuesta la recuperación. En la mayoría de las ocasiones, el no prepararse para un desastre es mucho más costoso que el prepararse desde un principio. La fase de recuperación es la más costosa y es la más lenta. Algunos sistemas no se recuperan del todo, y mientras tanto, están a la merced de que otro desastre los afecte sin estar de vuelta al 100% de su capacidad. El Huracán Irma, de categoría 5, azotó a Puerto Rico el 6 de septiembre del 2017. Menos de 3 semanas después, el Huracán María, de categoría 4 según las versiones oficiales, provocó el desastre con mayor pérdida de vidas humanas en la historia reciente de los Estados Unidos y Puerto Rico.

Todos los sistemas de emergencias médicas deben prepararse ante un desastre

El curso All Hazards Disaster Response (AHDR) de NAEMT los guiará en una discusión interactiva de diferentes escenarios y aprenderá qué puede hacer usted cuando le toque responder a uno de estos. Este curso está diseñado bajo la premisa de que todos los sistemas de emergencias médicas deben prepararse ante un desastre.

About Gustavo Flores

Gustavo Flores es el Director de Emergency & Critical Care Trainings LLC. Gustavo Flores se preparó como Técnico de Emergencias Médicas Básico en el 1999, luego como Paramédico en el 2002, y recibió su Doctorado en Medicina en el 2008. Ha estado envuelto en EMS durante los pasados 18 años como proveedor y educador en Puerto Rico, el Caribe, Estados Unidos y Latinoamérica. Es instructor de la American Heart Association en BLS, ACLS, PALS. Es miembro del First Aid Task Force del International Liaison Committeee on Resuscitation y delegado de la American Heart Association para ILCOR. También es instructor de la National Association of Emergency Medical Technicians en materia de PHTLS, EPC, TCCC, TECC, GEMS y AMLS entre otros. Pertenece al Subcomité de Ciencia de Educación y Programas del Comité de Cuidado Cardiovascular de Emergencia de la American Heart Association. Es el Puerto Rico State Advocacy Coordinator y pertenece a nivel nacional al Advocacy Committee para la National Association of Emergency Medical Technicians. En adición, es miembro voluntario de FREMS Fire Rescue (www.frems.com), una corporación sin fines de lucro que ofrece servicio de respuesta a emergencias médicas en el área metropolitana de forma gratuita como servicio a la comunidad.